Comienza a llegar el calor y con él una fruta imprescindible: la sandía bio

El mes de mayo llega a nuestras latitudes cada año con un inconfundible aroma a verano. La cercanía de la estación cálida nos recuerda que ha llegado la época del año para empezar a gozar de frutas que se caracterizan por su alto aporte de agua y su toque refrescante. Y en este apartado reina de manera indiscutible la sandía, que inicia ahora su temporada de recolección en nuestras fincas. Desde Naturcharc estamos ya preparados para empezar a cosechar este manjar, uno de los más apreciados de nuestro catálogo.

Se trata de una referencia muy arraigada en nuestra producción ecológica. Cada año hacemos más sostenible este cultivo, asegurando la presencia justa de agua para lograr un desarrollo óptimo. El resto nos lo da el clima privilegiado que disfrutamos en Almería y que nos convierte en la huerta de España y Europa. Unas condiciones de temperatura que benefician el desarrollo de la planta y la maduración de los frutos y que este año prometen de nuevo una cosecha de una calidad excepcional. En este artículo os recordamos algunas de las propiedades más destacadas de esta fruta y por qué no puede faltar en vuestras despensas.

Un ‘refresco’ lleno de vitaminas

Para muchos, la fruta de verano por antonomasia es la sandía. Cuenta con mucha aceptación tanto entre adultos como entre los más pequeños, ya que es una fruta de sabor muy dulce, pese a lo cual cuenta con muy pocas calorías. Esto la convierte en una imprescindible en cualquier dieta, aunando el disfrute con la comida sana. Su carácter diurético y el alto contenido en agua ayuda no solo a combatir la deshidratación, también a depurar el organismo y renovar los líquidos.

Cuenta la tradición que en tiempos antiguos era habitual llevar sandías en las largas caravanas de comerciantes, ya que era una de las mejores maneras de transportar agua potable y de contar con nutrientes imprescindibles como vitaminas y minerales. Entre estos últimos destaca el potasio, un nutriente que es imprescindible renovar a menudo  cuando llega el calor en verano, ya que lo gastamos en mayor cantidad al transpirar y sudar. El potasio también juega un papel importante en la recuperación de la musculatura. Todas estas propiedades hacen de la sandía un bocado que no puede faltar después de hacer ejercicio en verano. Quizá por eso, sigue siendo hoy un compañero habitual en las salidas a la playa o al campo.

En el terreno de las vitaminas, la sandía puede presumir de un alto contenido en vitamina C, un nutriente que no solo debemos relacionar con las defensas, aunque suele ser lo más habitual. Esta vitamina también participa en la fabricación de colágeno, por lo que es importante tanto para renovar y cuidar la piel como para mantener en buen estado los cartílagos de las articulaciones. Y, por si fuera poco, también contribuye a preservar las venas y arterias.

No acaban aquí sus cualidades nutritivas, porque además es una fruta rica en otra sustancia imprescindible en verano. El secreto de su color rojo está en la presencia de licopeno, un potente antioxidante que juega un papel fundamental para protegernos de las inclemencias del tiempo y para resistir mejor el embate de los rayos solares sobre la piel. Por supuesto, conviene tomar el sol con moderación y usar siempre protector solar. Pero si a estas medidas le unimos una buena ración de sandía, mucho mejor. 

En nuestro catálogo contamos con dos variedades principales. La sandía gorda se caracteriza por su cáscara de color más oscuro y por no tener semillas, lo que las hace más fáciles de consumir. También tenemos la variedad mini, ideal para esas ocasiones en las que somos menos comensales y mucho más fácil de transportar. De un modo u otro, su sabor y su jugosidad son su principal cualidad.

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